Doña Gracia Mendes Nasi
(1510–1569)
De joven, Doña Gracia Nasi heredó la fortuna de su marido. Después de que se estableció la Inquisición portuguesa en 1536, se vio obligada a huir de Lisboa. Después de navegar por peligrosas aguas políticas, la familia finalmente se estableció en Venecia, donde continuaron practicando el judaísmo mientras mantenían una fachada católica. Después de que la corte veneciana se involucrara en una disputa de herencia familiar, Gracia Nasi trasladó a su familia y propiedades a Ferrara, donde vivieron abiertamente como judíos por primera vez. Fue una defensora activa de los derechos de los judíos así como de las culturales y literarias entre los judíos de Ferrara. Jugó un papel decisivo en la financiación y organización del transporte y el reasentamiento de los conversos que huían de Portugal. En 1552, la familia se trasladó a Constantinopla. Doña Gracia Nasi asumió un papel de liderazgo en el mundo sefardí del Imperio Otomano, incluida la Tierra de Israel, donde recibió la autorización para reconstruir la ciudad de Tiberíades, y convertirla en un centro de absorción para los judíos que huían de la inquisición.
Una de las dos ediciones de la Biblia de Ferrara le fue dedicada.
