Por Aliza Toker
Definición de disfraz: vestimenta u ornamenta utilizada con el propósito de distraer o llamar la atención con fines artísticos, religiosos, promocionales o de otro género. Una persona puede disfrazarse para representar un personaje real o ficticio en un carnaval, una fiesta de disfraces o en una obra teatral. Es una vestimenta efímera, transitoria. Puede funcionar para ocultar la identidad o evitar que una persona sea conocida.
Máscara: objeto para ocultar el rostro, generalmente en ciertas festividades, rituales o actuaciones escénicas, que representa la cara de una persona, un animal o un ser imaginario.
Desde el punto de vista psicológico, es una manera de ocultar quiénes somos o comunicar quiénes desearíamos ser. Se podría valorar como una vía de escape o de evasión o incluso como un mecanismo de defensa.
Pero Purím no es carnaval, aunque algunos podrían intuir cierta influencia pagana. Hay una especificidad en esta festividad que la hace diferente.
“Pur” en hebreo significa suerte, echar suerte. Se echó suerte en la fecha en que los judíos debían ser exterminados por el solo hecho de ser diferentes en costumbres y convicciones.
La taba se invirtió y la suerte se inclinó hacia los judíos. Pero no fue sólo la suerte.
En el Libro de Ester no aparece el nombre de Dios en forma explícita. Tal vez porque en ese lugar de la diáspora Él había sido algo olvidado. ¿Pero es acaso que Dios no estaba, o estaba oculto a los ojos del hombre?
Nuestros sabios declararon que en los tiempos mesiánicos, cuando todos los libros de los profetas y las escrituras sean olvidados, Meguilat Ester seguirá siendo conocida junto con la Torá y la Halajá. (Midrash Mishle 9; Talmud de Jerusalém, Meguilá 19; Rambám, Hiljot Meguilá).
Los nombres de los protagonistas de la historia, no son nombres hebreos. Mordejai proviene de Marduk, divinidad babilónica y Ester es variante de Astarté, Ishtar o Ashtoret (estrella), diosa de Sidón.
Pero en hebreo Ester es Hadasa (mirto), como uno de los frutos de Sucot. Tiene aroma pero no sabor. Representa lo externo, su fuerza está en la belleza. El olor, el perfume se pueden modificar.
Mordejai, en hebreo tal vez provenga de “mered”, rebeldía.
La Meguilá es una muestra de la estrategia para cambiar la suerte y defender la identidad.
Volvamos ahora al disfraz. No es una obligación halájica, pero tiene la fuerza de la tradición.
Nos disfrazamos de personajes externos, los amigos no serían capaces de reconocerlos. Para que la gente “hasta no distinga” entre Hamán y Mordejai.
Hay un juego de roles, algo que se da vuelta de lo cotidiano, algo que se oculta y luego aparece. Hay algo que se ve en la superficie pero esconde lo profundo.
En lo profundo está la fe, y ese Dios que se oculta es porque nosotros no lo vemos pero está. Habrá que hacer una reflexión interna, retornar a nuestro camino ético para poder verlo.
La salvación del pueblo pareciera darse solo por las acciones del pueblo. Pero fue Él quien de manera oculta guió los pasos para que todo sucediera.
Nuestros disfraces, sin embargo no ocultan las costumbres de Purím. No ocultan nuestras obligaciones morales respecto del prójimo. El retorno y la salvación llegaron por el ayuno, pero en Purím lo convertimos en un gran banquete, Seudat Purím, de agradecimiento y alegría. Volvimos por decisión a nuestra propia identidad. La tristeza tornó en felicidad.
Mishloaj Manot, se envían regalos de comestibles a nuestro amigos, como símbolo de alegría y amistad. A más de uno, por eso se define en plural.
Matanot Laevioním. Regalos a los pobres. Cumplimos con la mitzvá de Tzedaká.
En definitiva en Purím el disfraz no nos oculta, nos permite un juego de fantasía para des-cubrir quiénes somos y sostenernos en nuestro camino de equidad e igualdad.