Por Gladys Galia Fernández Ilustración: Carina Bentolila
Hoy me voy a centrar en un episodio de la Torá un tanto particular. Miremos por unos instantes Bereshit 35:22.
“Y sucedió que mientras Israel residía en esa tierra, Reubén se acostó con Bilhá la concubina de su padre; e Israel oyó.”
El primogénito de Yaakov, Reubén; de hallar dudaim -mandrágoras- en el campo y traerlos a su madre Lea; lo volvemos a ver protagonista en este episodio muy particular.
Este pasaje (Bereshit 35:22), me lleva a pensar en la idea que Reubén, siendo el primogénito de Yaakov, fruto de su relación con Lea; y habiendo muerto Rajel; decide ir por la sierva de Rajel, Bilhá a fin de continuar con la figura de los patriarcas.
Reubén habrá escuchado de la boca de su propio padre, hablar del zejut de su bisabuelo Abraham, de su abuelo Itzjak; el mismo podría haber pensado: – “es hora de comenzar mi tarea como primogénito. Así como un día mi padre salió y comenzó la tarea de formar una familia, llegó la hora de comenzar a formar la mía.”
Iaacov no se encontraba junto a su familia y es allí que Reubén asume por propia cuenta su liderazgo como primogénito.
¿Después de todo quien podía afirmar que allí se terminaba la era de los patriarcas y comenzaban las 12 tribus de Israel?
La Torá no nos muestra inmediatamente las consecuencias de este episodio, solo apenas en este mismo pasuk leemos “…e Israel oyó” (Bereshit 35:22). Apenas una insinuación.
Los sabios se encargan de dejar claro que lo que aconteció no fue una violación, sino que puso orden en las tiendas de la familia.
Yaakov luego de la muerte de Rajel traslada su lecho a la tienda de Bilhá y es allí que Reubén protesta por la ofensa que este hecho le provocaría a su madre Lea (Rashi).
Quizás Reubén pudo haber pensado: – mi padre se queda con mi madre y yo como primogénito comienzo una nueva etapa en la era de los patriarcas.
Después de este episodio la Torá inmediatamente deja en claro cuántos fueron los hijos de Israel, dando a entender por un lado que Yaakov no se llegó más a ninguna de sus mujeres y por otro lado sigue haciendo énfasis en quien es su primogénito, Reubén.
Si Reubén realmente hubiera cometido el pecado de acostarse con la esposa de su padre, la Torá no lo llamaría “el primogénito” (Bereshit Rabá 82:11).
Sin embargo, sobre el final de los días de Yaakov, el mismo Patriarca procede a bendecir a cada uno de sus hijos.
En Bereshit 49:3-4 comienza por su primogénito Reubén. Y aquí sí notamos ciertas evaluaciones de connotación negativa. Yaakov entre otras cosas le dice a su primogénito “…no aventajarás…” dando a entender que la ventaja inicial que disponía de nacimiento ya no le pertenecía.
“…No aventajarás, pues subiste al lecho de tu padre; entonces profanaste a Aquél que solía ascender a mi lecho” (Bereshit 49:3-4). Vale aclarar que cuando dice “Aquel” hace referencia a la Presencia Divina. Según el Sefer ha Zikarón, hasta la construcción del mishkán en el desierto, la Presencia Divina solo se manifestaba en el los hogares de los hombres justos. A esto se refiere Yaakov cuando habla de “Aquel que solía ascender a mi lecho”
En Divrei Hayamim Alef 5:1 (1° de Crónicas 5:1) nos aclara que los derechos de primogenitura de Reubén fueron dados a los hijos de Iosef.
Antes de finalizar no quiero dejar de detenerme a pensar en Bilhá. El texto bíblico pareciera intentar desligarla de toda culpabilidad. No cabe duda que sobresale en el silencio de la Torá respecto a ella en este episodio. Bilhá no habla, Bilha no se queja, Bilha ha quedado sin palabras ante la situación vivida y lo que pueda suceder después de esto.
Vemos como la Torá legisla acerca de aquel que mancilla el lecho del padre, tanto para el hijo como para la esposa.
Es interesante que en distintos versículos aparece Bilhá como concubina y en otros como esposa. En Bereshit 35:22 donde Reubén mancilla el lecho, ella es nombrada como concubina y en Bereshit 30:4 leemos que Rajel le entrega a Yaakov a su sierva Bilhá como esposa.
¿Será quizás que la Torá le estará dando un permiso a Reubén en esta instancia?
Para finalizar a Reubén podemos atravesarlo, a través de una recta que va del episodio de los dudaim hasta maquinar deshacerse de su hermano Iosef pasando por el lecho de Bilha. Una historia, una vida donde el arrojo y la osadía no lo deja bien parado queriendo si o si dejar su sello a través del linaje de los patriarcas.
La historia nos demuestra hoy que somos hijos de Yehudá. El Mashiaj desciende de la Tribu de Yehudá. Todos nos identificamos con el nombre Yehudí. ¿Qué pasó con el primogénito de Yaakov? El motivo por el cual el liderazgo es de Yehudá no voy a analizar aquí, pero sí podemos espiar con algún ojo crítico lo que la Torá nos dice y nos da libertad para pensar y quizás imaginar (le shem shamaim) que sucedió el día que Reubén “trastornó” el lecho de su padre.