Mujer y Judaismo

Por Vicky Ludmer

Como comentamos hace un par de meses, el Talmud nos regala 4 años nuevos para celebrar[1], siendo Nisán uno de ellos.

Ahora Nisán no es cualquier mes, sino que es el mes de la redención, de la constitución del pueblo como tal luego de la esclavitud en Egipto. Dice la Tora[2] “Este mes será para vosotros el principio de los meses; será el primer mes del año para vosotros”. Y agregan nuestros sabios, que así como el pueblo Judío fue redimido en Nisán la primera vez, volverá a serlo en tiempos venideros[3].

El tiempo en el judaísmo es un concepto cíclico, circular, no es una línea recta, sino que comienza una y otra vez. Los relatos no son historias de biblioteca que le sucedieron a otras personas, sino que siempre las contamos en primera persona.

Cada año al leer la Hagadá de Pesaj relatamos en primera persona como si cada uno de nosotros hubiera salido  de Egipto, y así surge de la propia Tora Y sucederá que cuando te preguntare tu hijo el día de mañana diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Con poder fuerte el Eterno nos sacó de Egipto, de la casa de servidumbre[4], “Y en aquel día contarás a tu hijo, diciendo: Es a causa de lo que hizo conmigo el Eterno cuando salí de Egipto”[5], “Dirás a tu hijo: Siervos éramos del Faraón en Egipto, y nos sacó el Eterno de Egipto con poder fuerte”[6].

 

El valor primordial que nos trae este mes es el de la LIBERTAD. Un concepto que parece tan sencillo y es tan profundo a la vez.

El texto nos dice que comencemos cada año y volvamos a transitar el camino a la libertad, y corresponde a cada uno definir que es lo que esto significa.

Cuando el pueblo judío salió de Egipto se encamino hacia un destino incierto, desconocido. La incertidumbre era lo que prevalecía. Abandonaron sus lugares conocidos y allá fueron. En el trayecto aprendieron, se enojaron, cantaron, crearon, y evolucionaron. Algunos tuvieron una mayor capacidad adaptativa, otros mayores resistencias, otros simplemente siguieron la corriente. Nadie sabia cuanto iba a durar el viaje, ni que vicisitudes habrían de enfrentar.

Si algún lector comenzara a leer este último párrafo desde la segunda oración, quizás podría creer que estoy hablando de la humanidad en tiempo presente. Hace más de un año que el universo nos ha invitado a una travesía incierta y desconocida, sobre la que no tenemos certeza de destino. Y acá estamos, transitándola cada uno desde su mirada, desde su experiencia, desde su posibilidad. Algunos con esperanza, otros con intriga, algunos resistentes, otros enojados, algunos encontrando oportunidades, otros solo perdidas.

El año pasado fue un año especial, una plaga novedosa nos ordeno encerrarnos para ser libres. Hoy un año más tarde seguimos sujetos a variables desconocidas, aunque algunas ya no tanto.

Hoy, como cada año que comienza, podemos hacer un balance sobre el año transcurrido y evaluar que aprendimos, que ganamos y que perdimos. Y principalmente que elegimos en ejercicio de ese hermoso mandato de ejercer nuestra libertad, con una sutileza tal que idénticas situaciones pueden ser definidas como de libertad o de esclavitud, dependiendo de cómo las miremos.

Usar barbijo, trabajar y estudiar desde nuestros hogares, abstenernos de reuniones sociales, la tecnología omnipresente, por dar algunos ejemplos, ¿nos hicieron libres o nos esclavizaron?

Mitzraim (Egipto) comparte raíz con tzar (angosto). Egipto era el lugar angosto del que salió el pueblo hacia su destino en libertad.

¿Podemos nosotros hoy salir de nuestro espacio angosto? ¿Queremos hacerlo? ¿Nos atrevemos a ejercer esa libertad tan amplia aun cuando lo que se nos ofrece es incertidumbre? ¿Cuáles son las esclavitudes que cada uno elige, también ejerciendo la libertad?

Releyendo la historia, también el pueblo judío se enfrento a preguntas similares en aquel tiempo.

Sin embargo, entre las tantas similitudes, encuentro una gran diferencia entre nuestra salida de aquel Mitzraim y la del actual. En aquel momento la salida fue abrupta, largamente esperada, pero abrupta al fin. Fueron muy pocos los que eligieron no confiar y decidieron quedarse.

Hoy no es así. Hoy cada uno de nosotros comienza su epopeya con la posibilidad de reflexionar en su propia estrechez. Hoy cada uno de nosotros puede reflexionar y elegir con libertad si se anima a dar el salto a lo desconocido o si elige permanecer en su esclavitud.

Como cada mes de nuestro calendario se nos presenta un desafío y se nos brinda una posibilidad. Este mes es el de la libertad. ¿Qué haremos con ella?

Jodesh Tov

 

[1] Rosh ha shana 2:1

[2] Éxodo 12:2

[3] Rosh ha shana 10B

[4] Éxodo 13:8

[5] Éxodo 13:14

[6] Deuteronomio 6:21

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