Mujer y Judaismo

Por Ethel Barylka                                                           Ilustración; Mirta Kupferminc

Pesaj es la fiesta de la redención y Nisán el mes de la redención.
En Nisan fueron redimidos y en Nisan serán redimidos.

​Leemos:

1 Y Hashem habló a Moshé y a Aharón en la tierra de Egipto, diciendo: 2 Este mes será para vosotros el principio de los meses; será el primer mes del año para vosotros. 3 Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: “El día diez de este mes cada uno tomará para sí un cordero, según sus casas paternas; un cordero para cada casa.

De aquí que aun antes de la orden de tomar el cordero y prepararse para la liberación, se establece el mes de Nisan como el primero de los meses del año. El año comienza con la liberación.
“Este mes será para vosotros el principio de los meses”. Para vosotros tanto en el sentido nacional como en el individual.
El dominio del tiempo es demostración de libertad. El esclavo no es dueño de su tiempo. Su tiempo es el del patrón.
Pero no se trata solo del tiempo individual sino del tiempo nacional
El tiempo será la columna vertebral de la existencia judía, más allá del territorio, no hay judaísmo sin tiempo judío.
La vida judía está pautada por los tiempos, lo sacro y lo profano, el shabat, las fiestas. Todo en una perfecta estructura que recorre el año. Y de manera paradójica lo nacional nos recuerda lo individual. El tiempo es vuestro. En definitiva la vida es nuestra. La opción es nuestra.

Hashem nos libera y ahora el tema es que hacemos con esa libertad.
Nisán se convierte en paradigma de Redención. El 1º de Nisan Hashem habla con Moshe y Aharon. El 1º de Nisan se inaugura el mishkán como continuación del proceso de redención.
El mishkán, que es materia y espacio, es la base, el cimiento, desde el que saldrá lo demás. Es la base para poder llegar al objetivo BEHSAJANTI BETOJAM, y habitaré en vosotros.
El objetivo no es el mishkán en sí. El objetivo es que la presencia de Dios more en cada uno de nosotros. La presencia de Dios en la tierra y el desafío traer la kedusha a la vida, al tiempo. La kedusha no puede quedarse en el cielo, necesita un lugar en la tierra y ese lugar no es el mishkán sino los seres humanos.
Nisán es el modelo de la redención pasada, y nos presenta el modelo de la redención futura.
Muchos siglos los judíos hablamos a redención en términos de liberación de la opresión de la diáspora y la persecución por eso la creación del Estado de Israel es considerada por mucho como Hatjata de Gueula, el inicio de la redención. Hay dos visiones diferentes acerca de la redención, aquella visión casi mágica en la que la redención ocurre de una vez por la intervención divina y otra visión en la cual la redención es un proceso.
La tensión entres visiones se resuelve a través de una dialéctica en la cual hay un proceso que se va realizando y en el cual interviene el hombre y hay un momento de participación divina.
Como no sabemos cuando será el momento solo nos quedan dos alternativas, creer que hay un tiempo mejor, creer no solo en un pasado común sino en un destino común y aceptar el desafío de aportar nuestra parte o retirarnos de la escena. El judaísmo nos aporta una visión optimista. Hay lugar a la espera y la acción por un mundo mejor.

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