Por Ethel Barylka
Normalmente, cuando leemos en la Torá las genealogías, ponemos poca atención a las personas que aparecen en las mismas e incluso a veces nos las salteamos por parecer poco interesantes. Pero, en la lectura de esta semana, salta a la vista el nombre de Seraj la única mujer que aparece mencionada en el censo realizado por Moshé en el desierto en las estepas de Moab “Y el nombre de la hija de Aser era Seraj”. (Bemidbar 26:46). Seraj es la hija de Asher (según una de las interpretaciones), que ya había sido mencionada entre los setenta miembros de la familia del patriarca Yaacov que emigraron de Canaán a Egipto (Bereshit 46:17) y que volverá a aparecer en I Divrei Hayamim 7: 30 entre los descendientes de Asher hijo de Yaakov.
¿Quién es esta mujer que goza del privilegio de ser la única mencionada? Es obvio que otras mujeres nacieron de los padres de las tribus de Israel…
Como muchas veces sucede, la falta de comentarios y relatos conexos a un hecho o a una personalidad en la Torá, se verá suplida por las interpretaciones de nuestros sabios que la transformaron en la figura central de varios midrashim.
Seraj –según la exégesis de “Midrash Avot”, no era la hija, sino la hijastra de Asher. Tenía tres años cuando Asher se casó con su madre, y se crio en la casa de Yaakov, cuyo afecto se ganó con su notable piedad y virtud. Fue la persona que anunció a su abuelo Yaacov que su hijo Yosef todavía vivía; y por esta razón el patriarca la bendijo con vida eterna (ib.). Moshé se dirigió a Seraj cuando quiso saber dónde se enterrarían los restos de Yosef (ver Soṭá 13a; Devarim Rabá 11). Según el Midrash (Qohelet Rabá. 7: 11), Seraj fue “la mujer sabia” que causó la muerte de Sheba ben Bijri (II Sam. 20).
Los midrashim en los que aparece, hacen concluir que vivió hasta una edad extremadamente avanzada y simultáneamente la describen como una mujer de gran belleza y sabiduría.
Cuando Yosef se reunió con sus hermanos y los envió a la tierra de Canaán para traer a su padre Yaacov a Egipto, les ordenó que no alarmasen a su anciano padre. Los hermanos convocaron a Seraj y le pidieron que se sentara delante de Yaakov y tocara para él en la lira, de esta manera revelándole que Yosef todavía estaba vivo. Seraj cantó suavemente: “mi tío Yosef, no murió, vive y gobierna toda la tierra de Egipto”. El anciano estaba complacido por lo que escuchó. Llenó su corazón de alegría, y se posó sobre él, el espíritu de Dios. Yaakov decía: “Continúa tocando para mí, porque me has animado con todo lo que dijiste”. Mientras hablaba con ella, sus hijos llegaron con caballos, carros y vestimentas reales, con esclavos corriendo delante de ellos y le dijeron: “Traemos buenas noticias, porque Yosef todavía vive y él gobierna toda la tierra de Egipto.” Cuando Yaakov vio todo lo que Yosef había enviado, supo que hablaban con sinceridad. Estaba extremadamente feliz “Y dijo Israel: «¡Esto me basta! mi hijo Yosef todavía, vive: iré y le veré antes de morirme. (Bereshit 45:28), según Sefer ha-Yashar, Vayigash, cap. 14.
Los comentaristas van muy lejos en la idealización de Seraj, como lo dice el midrash Bereshit Rabá 94:9: Que, aunque Bereshit 46:17 enumera a Seraj entre los setenta miembros de la familia de Yaakov que fueron a Egipto, los rabinos observan que un recuento de los nombres en Génesis 46 totaliza solo sesenta y nueve. La lógica dictaría que Yaakov mismo completó el conteo de setenta almas, pero el midrash sostiene que Seraj fue el septuagésimo miembro del grupo de israelitas (Bereshit Rabá 94:9). Según este punto de vista, no fue enumerada intencionalmente entre los setenta, porque ingresó al Jardín del Edén mientras aún estaba viva (esta exégesis únicamente podría basarse en una tradición preservada para explicar el midrash, según la cual era la hija del hijo de Malckiel de Elam y Hadora, la nieta de Eber, y fue adoptada por Asher después de la muerte de su padre y el matrimonio de su madre con Asher. Seraj fue criada en la casa de Asher como su hija, pero dado que fue adoptada, no figuraba entre los de Yaakov setenta descendientes. (ver Sefer ha-Yashar, Vayeshev, cap. 14).
En el relato midráshico, Seraj ayudó a Moshé a cumplir el juramento a Yosef, para llevar sus huesos. Cuando los israelitas estaban listos para salir de Egipto, estaban ocupados en tomar el botín, y Moshé fue el único que estaba preocupado con los huesos de Yosef. Buscó su ataúd en toda la tierra de Egipto, pero no pudo encontrarlo. Seraj era la única de esa generación que aún estaba viva. Moshé se dirigió a ella y le preguntó: “¿Sabes dónde está enterrado Yosef?” Ella respondió: “Lo colocaron aquí. Los egipcios le hicieron un ataúd de metal y lo hundieron en el Nilo, para que sus aguas fueran bendecidas”. Entonces Moshé fue al Nilo, se paró en la orilla y gritó: “Yosef, Yosef, ha [llegado el momento] del juramento que Dios juró a nuestro padre Abraham, que redimirá a sus hijos. Honra al Señor, el Dios de Israel, y no retrases su redención, porque estamos atrasados. Si te muestras, estará bien; y si no, entonces estamos libres de su juramento [si no levanta su ataúd, saldremos de Egipto y lo dejaremos aquí]”. El ataúd de Yosef salió inmediatamente a la superficie y Moshé lo recogió (Mejilta Derabí Ismael, Maseta Vayehi Beshalaj, Petijta; Sotá 13a). Esto llevó a los rabinos a afirmar que Seraj entregó “el fiel al fiel”, ya que ella entregó a Yosef a Moshé cuando partieron de Egipto (Bereshit Rabá 94: 9).
Según los sabios, Seraj no solo estaba entre los que vinieron a Egipto y uno de los que lo dejaron, sino que también ingresó a Eretz Israel; esa sería la razón que aparece en Bemidbar 26:46, incluyendo a Seraj entre los nombres de los que ingresan a la tierra (Seder Olam Rabá 9). Una tradición adicional de la longevidad de Seraj la mantiene viva en la época del rey David y la identifica con la mujer sabia de Abel-bet-Maaca. Cuando Joab, el comandante militar de David, le preguntó: “¿Quién eres tú?”, Ella respondió (II Sam. 20:19): “Soy uno de los que buscan el bienestar de los fieles [shelomei emunei] en Israel”.
La tradición de la inmortalidad de Seraj también se refleja en una narrativa ambientada en la época talmúdica, en la que Seraj aparece para resolver un desacuerdo en la academia. R. Yojanán estaba sentado en la academia y exponía el verso (Ex. 14:22): “las aguas formaban un muro para ellos a su derecha y a su izquierda”. ¿Cómo podría el agua convertirse en una pared? R. Yojanán expuso que era una especie de red [impermeable]. Seraj apareció y dijo: “Yo estaba allí, y el agua no era como una red, sino como ventanas transparentes” (Pesikta de-Rav Kahana 11:13). En esta viñeta midráshica, Seraj es una mujer extremadamente vieja que puede dar testimonio, en primera persona, del milagro de la separación de las aguas del Mar Rojo. En su sabiduría, es capaz de comprender y participar en la discusión en el Beit Midrash. Su declaración es preferible a la de R. Yojanán, ya que ella tiene conocimiento de primera mano de los hechos.
Aún nos queda pendiente la pregunta de porque goza Seraj del privilegio de ser nombrada.
En esta parashá aparecen también mencionadas las cinco hijas de Tzlofhad. Teniendo en cuenta esto podríamos aventurar que hay un nexo entre estos dos pasajes. Las hijas de Tzlofhad se hacen merecedoras de una heredad en la Tierra de Israel al igual que lo es Seraj.
“Y el nombre de la hija de Aser era Seraj”. (Bemidbar 26:46) y dice Rambán sobre este versículo: “Porque todavía estaba viva [cuando terminó la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto, y luego de los cuarenta años en el desierto, y es una de las setenta personas mencionadas en Génesis 46 que fueron a Egipto con Jacob], las Escrituras la mencionan aquí” Este es el comentario de Rashi. Y Onkelos traduce (el versículo) “y el nombre de la hija del primer esposo de la esposa de Asher era Seraj” lo cual quería decir que era una hija que tenía herencia (de la Tierra y por derecho propio) (Bamidbar 36:8), y por tanto las Escrituras la mencionan aquí al igual que menciona a las hijas de Zelofehad, porque (Seraj) se incluye entre ellos (aquellos que se mencionan en el versículo). ‘A ellos, será dividida la tierra’ (26:53). De haber sido hija de Asher, no hubiera heredado (una parte de la Tierra), ya que él tenía hijos varones (como dice el versículo 44). Pero (Seraj) era hija de la esposa (de Asher) con otro hombre (el primer esposo de la esposa de Asher) que no tenía un hijo varón, por lo que la herencia (de la Tierra) pasó a Seraj, su hija (Ber. 46:17) En este caso, la razón (de que las Escrituras incluya la frase) ‘y Seraj su hermana’ (Ber. 46:17) es porque ella era media hermana de los hijos de Asher, pero no su hija. Y por tanto está escrito: El nombre de la hija de Asher era Seraj, y no dice “y la hija de Asher (era Seraj)”, porque (la intención del versículo) es decir que su nombre era (conocida como) “la hija de Asher”, pero se llamaba (en realidad) Seraj. De haber estado viva (al final de la travesía de Israel por el desierto), como explica Rashi, entonces sería como las hijas de Zelofehad en cuanto a recibir una herencia (de la Tierra por derecho propio), pero si hubiese muerto (y aquí las Escrituras la menciona para indicar que) su familia la recibía (una parte de la tierra) por ella (dado que estaba entre los que habían ido a Egipto)”.
Hasta aquí Najmánides que al mencionar a Onkelos establece una clara relación entre las hijas de Tzlofhad y el episodio de la herencia de la Tierra y Seraj, también ella, según esta interpretación, contada entre los herederos de la tierra.
Los sabios y el midrash, llenan a su manera el silencio de la Torá, permitiéndonos revisar este personaje aparentemente secundario, que sin embargo adquiere dimensiones míticas.