Por Ruty Feuchtwanger Fotografía: Amit Luria
publicada 1 de octubre 2020
Nuestras vidas transitan en constante tensión entre los detalles y la imagen de su totalidad, y a través de una búsqueda constante del equilibrio entre los árboles y el bosque.
Tishrei también tiene esos dos aspectos.
Rosh Hashaná es “Hayom Harat Olam”, el día en que el mundo fue creado y el día que coronamos a Dios sobre nosotros y el mundo entero.
Es una dimensión de lo general y universal, observando de lejos la imagen completa. Y apropiadamente a su contenido, el trabajo fundamental del día, es de la conciencia, en gran medida, casi sin mitzvot prácticas específicas. Pero al igual que los primeros capítulos de Bereshit (Génesis) nos llevan desde la Creación hasta la aparición de Israel, así los Diez Días de Arrepentimiento nos llevan desde lo general, la Coronación de Dios de Rosh Hashaná, a la persona de Israel y la expiación del individuo en Yom Kipur..
Y lo describe Midrash Tehilim: “…así en Rosh Hashaná vienen todos los seres del mundo y pasan delate de Él como hijos celestiales, y también Israel pasa delante de Él con todos los seres, y los ministros del mundo dicen triunfamos y superamos el Juicio, y el hombre no sabe quién salió ganador. Terminó Rosh Hashaná y viene todo Israel y se aflige en Yom Kipur y viste sus ropas blancas (Midrash Tehilim -Buber- mizmor 17).
En contraposición a Rosh Hashaná el Servicio de Yom Kipur está lleno de detalles, y las plegarias del día se dedican a pequeños pormenores. Así cuando nos confesamos en “Al Jet” y cuando imploramos, hacemos peticiones detalladas para el próximo año “Que sea tu voluntad… Que el próximo año que viene para nosotros y todo el pueblo de Israel, sea un año de luz, un año de bendición, etc. Y continúa Midrash Tehilim: “Pasó el día de la expiación, y nadie sabe quién es derrotado si Israel o si las naciones del mundo, debido a que llega el primer día de la fiesta, y todo Israel, grandes y pequeños toman los Lulavim en su mano derecha y los Etroguim en su izquierda, entonces todos saben que Israel superó el Juicio.”.
Sucot, después de Yom Kipur son días de fiesta de Israel, durante los cuales están rodeados de mitzvot – una sucá, cuatro especies, la libación del agua – lo que indica que sobrevivieron al Juicio.
Pero en la vida, como en la vida, no existe una separación absoluta entre las dos dimensiones. Es precisamente en Sucot, una festividad que expresa una gran cercanía entre Israel y Dios, como clímax de la dimensión privada, que Israel reclama por la lluvia para el bien del mundo entero.
El Señor dijo: “Si no fuera por Israel no tendrían bendición en el mundo, como se afirma: “Dios hará la bendición contigo “(Deuteronomio 28: 8). Si no fuera por Israel no brillarían los astros como está escrito “si no he establecido las leyes del cielo y de la tierra” Jeremías 28:25), y no descendería la lluvia, como está escrito, “Abrirá Dios para ti su buen tesoro, los cielos, para dar… ” (Deuteronomio 28:12). Israel dijo a las naciones del mundo: “Todo esto les hizo el Santo Bendito Sea por nosotros y ¿vosotros nos odiáis? [sacrificamos setenta toros por las setenta naciones, y “En pago de mi amor, obran como mis acusadores, pero yo elevo mis plegarias”. (Midrash Tehilim [Buber] 109)
La existencia de dos dimensiones, la general y la privada, tanto en la Torá escrita como en la oral, y en las Altas Fiestas, nos enseña acerca de la necesidad de movernos entre ambas, entre el individuo y el colectivo, entre el ideal y lo concreto, entre Israel y las naciones, y entre el hombre y el resto de la Creación.
La acción en el mundo es gestión en el ámbito privado, pero hay que tener cuidado de no permanecer únicamente en esta dimensión, no sea que olvidemos el contexto amplio. “Queridos son Israel que son llamado hijos de Dios” coexiste con “Queridos son Israel que fueron creados a imagen de Dios”, y de la misma manera tenemos que velar por el resto de las criaturas y el universo todo.
Traducido para Mujer y Judaísmo.
Originariamente publicado en Kolech