Por Vicky Ludmer Fotografía: Amit Luria
Si consideramos el calendario que rige la vida judía desde su ubicación geográfica de origen, Israel, Tevet es el mes más oscuro, es el mes más representativo del invierno. La energía asociada a este mes es la de la introspección, el ir para adentro.
Tevet no tiene festividad o conmemoración especial asociada, salvo el comienzo del sitio a Jerusalem por parte de Nabucodonosor [i], motivo por el cual se estableció el día 10 del mes como día de ayuno.
Curiosamente, Januka, la fiesta de las luminarias y los milagros es la única que comparte dos meses. Comienza en Kislev y termina en Tevet.
La fiesta de la luz termina en el comienzo del mes más oscuro.
Tevet nos invita a bucear en el rincón profundo del alma, a observar y atender nuestros dolores y enojos de forma amorosa y compasiva, y a resolverlos y purificarnos. Tevet es la oportunidad de ser mejores, incluso con nuestras zonas oscuras.
Como si no fuera suficiente, este año Tevet comienza con la influencia del eclipse total del sol ocurrido el lunes 14 de diciembre pasado. Este eclipse que provocó que se hiciera de noche en pleno día se vio predominantemente en Sudamérica, justamente donde en esta época del año los días son más largos y luminosos. Es como si fuera un mensaje del universo, que en este año tan particular pide a toda la humanidad que contemple la oscuridad.
SI observamos este 2020 que estamos terminando pareciera que absorbió toda la energía de Tevet en su tránsito. Fue un año que nos desafió como humanidad a ir hacia adentro, a revisar y cuestionar paradigmas y costumbres. Un año que sacó lo peor y lo mejor de cada grupo humano y de cada individuo.
Quienes tuvieron la valentía de hacer este tránsito podrán hoy atravesar Tevet con la certeza que del otro lado del túnel hay una luz que nos espera. Que a veces es necesario atravesar la negrura del alma para conectar con ese lugar sagrado dentro de cada uno de nosotros que nos marca el rumbo y nos abre las posibilidades del futuro.
[i] Reyes II, 25; Ezequiel 24, Ezequiel 33, Zacarías 8