Por Gladys Galia Fernández Ilustración: @rivkakorfstudio
“ME LLENE DE VALOR Y COMO MADRE ME PUSE AL FRENTE DE ISRAEL”
SHOFTIM 5:7
Débora.
Un personaje, único y singular. Jueza y profeta en Israel, en una Israel convulsionada, como bien nos dice el texto, cada uno hacia lo que era recto a sus propios ojos. (1)
¿Qué significa que una mujer se levante como profeta y jueza en Israel? Hay algo particular en Débora que pueda llevar adelante el rol de jueza. Normalmente si una mujer no puede ser testigo, menos aún podría ser juez.
En tiempos convulsionados en Israel, el libro de Shoftim nos relata que cuando los hijos de Israel hacían lo malo ante los ojos del Eterno; le clamaban a Él; y Di-s les levantaba libertadores que los sacaban de la opresión del enemigo.
Así leemos:
“Débora, profetiza, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo” (2)
El Tanaj nos cuenta que a Débora llegaban las personas de todas partes a consultarle.
Leemos en Shoftim 4: 6 que Débora manda a llamar a Barac, general del ejército y le anuncia que Di-s le va a entregar en sus manos a Sisra, comandante del ejército de Iaavín. Ante el anuncio de Débora, el mismo general le pide que lo acompañe a la batalla.
Es allí que Débora, dado el pedido de Barak, le anuncia que el triunfo llegará, pero en manos de una mujer.
V9: “…la gloria no será tuya en la jornada que vas a emprender…”
La palabra hebrea para gloria es tiféret, basado en un concepto cabalístico lo podemos traducir como armonía. Donde tiféret es el tronco en el cuerpo humano; y conceptualmente representa el equilibrio (la armonía) dado por los dos extremos representados por el brazo y la mano izquierda (guevurá); y el brazo y la mano derecha (jesed). En este caso podríamos deducir que la belleza, nombre por el que comúnmente traducimos “tiferet” también intrínsecamente conlleva la armonía.
Ahora bien, que una mujer vaya a la guerra, no parecería algo armonioso. Quizás la naturaleza de la mujer es dar vida, algo que no concuerda con el rol del ejército de generar muerte. Sin embargo, Barak insiste en que su presencia proveerá el apoyo espiritual y moral necesario para reunir a los soldados para ir a la guerra y liderarlos hacia la victoria.
Como bien sabemos, Débora lo acompaña a la batalla y nos encontramos no solo con una mujer en el relato, sino que sobre el final de la batalla el triunfo recae sobre otra mujer que es Iael.
Me gustaría detenerme, quizás a reflexionar el motivo por el cual el triunfo recae sobre dos mujeres.
Es posible que haya habido un elemento de medida por medida en relación a Iavín y Sisrá, los líderes canaanitas, en el hecho de que Débora haya sido la mujer a cargo de su derrota y de que Iael, otra mujer, matara al general Sisrá. En esa época, ser conquistado por mujeres se consideraba humillante. (Shoftim 9:53-54).
Con el triunfo en mano, nos encontramos con el Cantico de Débora y Barak (3)
Según Abarbanel sobre Shoftim 5:1; “Y Débora y Barak cantaron”, nos dice que esto no implica que tanto Débora como Barak hayan sido los autores de este cántico, sino que Débora lo compuso y Barak se unió a ella para cantarla. Similar a “Así cantaron Moshe y B’nei Israel”, donde el pueblo de Israel cantó la canción que compuso Moshe.
Aquí Barak y la nación cantaron la canción que ella compuso.
Débora, autora de este cántico, en el versículo 6, hace alusión a los días de Samgar y a los días de Iael. Así como Samgar fue Juez de Israel, Iael también juzgo a Israel en sus días. (4)
Radak hace alusión a este versículo alegando que, así como ellos salvaron a Israel, nunca hubo una salvación tan grande como en los días de Débora.
Débora en primera persona, nos habla en su cántico que, a pesar de la tarea de estos jueces, no fue el comienzo de la redención “hasta que me levanté yo, Débora. Yo me levanté y fui como una madre para todo Israel” (5)
Ahora bien, Débora esposa, Débora jueza, Débora profeta. ¿Pero Débora madre? ¿Qué significa que se presente como madre para ponerse al frente de todo Israel?
Que figura tan extraña y poco armoniosa (tiferet) para una mujer que no duda en acompañar al jefe del ejército a la guerra. Más aún, no hemos oído hablar que Débora haya tenido hijos. La conocemos como mujer de Lapidot, pero nada habla el Tanaj, ni los sabios sobre que haya tenido hijos.
Ella se presenta con una connotación netamente femenina. Una figura femenina poderosa. Que no podrá hacer una madre, ¿no?
Si bien hay corrientes que muestran cierto grado de disgusto con la manera en que Débora se presenta aludiendo cierto grado de orgullo en su relato, me permito citar al Malbim que hace hincapié en la idea de la necesidad del surgimiento de una madre en Israel. Un Israel totalmente desviado al punto de haberse alejado de ser un pueblo y ahora la posibilidad de renacer. Ella es ahora la madre que da a luz a un nuevo pueblo.
El mismo David Metzudat hace alusión a “Como una madre…” una madre que endereza el camino de su hijo.
Solo una madre, solo una mujer puede dar a luz. Y la figura de Débora se agiganta a mis ojos, cuando me olvido de los títulos, de los cargos que Débora tenía. Me olvido del juez, del profeta, de la esposa; y se levanta ante mí una madre.
¿Que no podrá hacer una madre?
Es Débora, una mujer en Israel con valor. Ella se llenó de ese valor que tienen las madres. Y en este cántico ella puede expresar lo que es capaz de hacer por algo que ama de verdad.
Cuando ella define que se levanta como “madre” en Israel, ya no necesitamos más explicaciones, porque sabemos de lo que es capaz de hacer una madre por sus hijos. Lo vemos en la vida de tantas madres que nos regala el texto bíblico, más aún lo vemos en nuestras propias vidas.
En tiempos de los Jueces, Israel necesitaba tener una madre. Una madre para volver a renacer.
Y en este cántico, va la vida, la historia de esta gran mujer.
- Shoftim 21:25
- Jueces 4:4
- Jueces 5
- Radak sobre Shoftim 5:6
- Shoftim 5:7
Cuadro: Gustav Doré