Por Ethel Barylka Ilustración: Alejandra Okret – “Alicia, desde el túnel”
Así como el movimiento feminista mundial ha rescatado el Día de la Mujer en la identificación con la lucha por los derechos de la mujer en la sociedad, dentro de los marcos del judaísmo la perspectiva feminista judía plantea un gran desafío. El desafío de por lo menos reconsiderar parte de los esquemas tradicionales de vida judía.
Como mujeres judías en este día deberíamos hacernos eco de algunos de los legados fundamentales del judaísmo, entendiendo y estudiando la Torá como Torá de Vida, Torat Jaim, e intentando encontrar en ella las respuestas para nuestro tiempo y para nuestra condición de mujer judía.
Creemos que el feminismo judío debería centrar su mirada en lo que hace a una mayor inclusión de la mujer en el ámbito de lo comunitario judío por un lado, pero por otro y más importante aún, en la inclusión de la mujer en el ámbito de lo espiritual y lo halájico. Contemplando y respetando los límites de la Halajá, el judaísmo podría ser más inclusivo de la mujer de lo que lo es hasta hoy. Dicho de otro modo, si pensamos a fondo las razones del papel secundario de la mujer en el ámbito público judío, no siempre los problemas están en la norma sino en su aplicación. Por otro parte es hora que los poskim (juristas) de nuestros días se confronten con la realidad de la mujer en el siglo XXI y como siempre antes en la historia, intenten encontrar respuestas creativas, que respeten y se nutran del cuerpo halájico heredado y al mismo tiempo confronten las realidades de hoy, también en lo que atañe al ámbito de los derechos de la mujer al igual que lo hacen, por ejemplo, en el ámbito de la ciencia.
Las mujeres judías de hoy exhortamos al encuentro de soluciones halájicas a los problemas de hoy, y por sobre todo bregamos por promover un cambio radical en el discurso judío, facilitando la inclusión y rechazando la segregación de la mujer.
Como mujeres estamos comprometidas con la visión judías de la búsqueda continua por un mundo mejor – “Tikun Olam” – que no puede darse si tan sólo se cierra en sus mensajes propios y no se solidariza con el sufrimiento de los otros.
Deberíamos elevar la voz en contra del abuso sexual y el maltrato a la mujer en el seno de las comunidades judías.
Deberíamos promover y encabezar la acción a favor de las mujeres cuyos maridos les niegan el guet (el divorcio según la halajá) y la búsqueda de las soluciones halájicas para esas situaciones.
El feminismo judío debería ser un puente para la unión de las diferentes mujeres judías.
El feminismo judío debería ser un puente para la unión de las diferentes mujeres judías y no puede ser sólo social o político, necesita manifestarse en el ámbito de lo espiritual, lo ritual y lo halájico, formando parte del diálogo creativo de las generaciones de nuestro pueblo, al mismo tiempo que ser inclusivo y abarcativo, y no sólo una cuestión de elites. En ese punto de lo femenino, es en donde las mujeres judías podrían encontrarse.
El Día Internacional de la Mujer no es un día del calendario hebreo, pero como mujeres, podemos también tender un puente hacia la otra mujer, con la que compartimos el deseo de un mundo mejor y más justo. Esta es nuestra invitación a la mujer judía en el día de hoy.
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