Por Vicky Ludmer
Tamuz es el cuarto mes de año.
La tradición y los textos hablan de situaciones muy negativas en la vida del Pueblo Judío ocurridas en este mes.
EL Talmud[1] indica que 5 cosas terribles sucedieron el día 17 de Tamuz: 1. Moisés destruye las primeras tablas de la ley cuando ve al Pueblo adorando el becerro de oro. 2. Comienzan los sitios a la Ciudad de Jerusalem que dan lugar luego en el mes de Av a la destrucción de cada uno de ellos. 3. Se interrumpen los sacrificios diarios por falta de ganado. 4 Apostumus, general romano a cargo de Jerusalem en la época del Segundo Templo quema un rollo de la Tora. 5.- Se coloca un ídolo en el Templo.
A partir del 17 de Tamuz se abre un espacio de tiempo denominado Bein Hameitzrim. La traducción habitual es “entre las estrecheces”, aunque en algunos textos y comentarios también se lo traduce como “entre los límites”. Me quedo con esta traducción.
¿Cuáles son los límites de los que se habla? De acuerdo a Rashi[2] se trata de un limite temporal. Este espacio de tiempo es el que también se conoce como el de las Tres Semanas, entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av.
Son tres semanas que se recuerdan en la tradición como semanas terribles, de duelo. Los eventos trágicos antes descriptos culminan entre otras situaciones con la destrucción del Primero y el Segundo Templo, los Santuarios más sagrados erigidos en la historia del Pueblo Judío.
Sin embargo, como en cada situación que nos presenta la vida, todo depende de la mirada con la que se observa la misma.
La connotación negativa desde una perspectiva puede no serlo desde otra.
Tomemos el primer evento trágico que se describe en la Mishná. Un 17 de Tamuz Moshé rompe las primeras tablas de la Ley entregadas por D-s debido a la construcción por parte del Pueblo del Becerro de Oro.
Habitualmente el midrash estuvo focalizado en la mirada adversa del evento. La traición del Pueblo a D-s. La desconfianza luego de haber sido testigos de la sucesión de milagros presentados desde la liberación de la esclavitud en Egipto hasta la entrega de la Tora solo unos pocos días atrás. Todas historias de hombres contadas por hombres.
¿Y la mirada de las mujeres? Pues en este mes de Tamuz las mujeres tenemos otra vivencia, otra mirada y otra presencia.
Justamente es en este mismo evento del Becerro de Oro aquel en que las mujeres obtuvieron el merito y recompensa por su lealtad. Cuenta el Midrash[3] que las mujeres se negaron a entregar sus joyas para la construcción del Becerro, y que justamente esta acción de fidelidad provoco que sean premiadas con la festividad de Rosh Jodesh, esta misma que celebramos hoy aquí.
También durante este mes se lee Parashat Pinjas (Bamidbar 25:10 30:1) en la que cinco valerosas y aparentemente desprotegidas mujeres hacen valer sus derechos frente a Moshe, quien presenta el caso antes D-s haciéndose finalmente justicia.
En esta parashá se cuenta la historia de las 5 hijas de un señor Llamado Tzelofjad, solteras todas ellas. Estamos en el momento del reparto de las tierras en vísperas del ingreso a la Tierra de Israel. Al fallecer Tzelofjad, y siendo solteras las 5 hijas mujeres, en un principio no se les asigno porción de tierra. Las mujeres valientemente presentaron su protesta y su pedido a Moshé, quien a su vez lo consulta con D-s, determinándose finalmente que las mujeres tenían razón y derecho, por lo que finalmente se les asigna la porción de tierra que hubiera correspondido a su padre. La importancia de este hecho radica no solo en que se hace justicia a favor de las mujeres, sino que se sientan las bases de la herencia, determinando que toda descendencia tiene derecho a heredar, siempre que no hubiera heredero hombre, pero eso ya es otro tema, de otro mes.
Dicen los Kabalistas, basados en el Sefer ha Yetzirá, que el sentido físico de este mes es la visión, que en este mes la invitación es a revisar que es lo qué uno ve, y cómo lo ve.
En el hemisferio norte, el mes de Tamuz ocurre en pleno verano, cuando el sol calienta más fuerte y la luz del día es más larga que la oscuridad de la noche. Y sin embargo, con toda esta iluminación la energía de Tamuz es descripta como de una gran oscuridad.
Inversamente a lo comentado en Kislev, cuando en Israel los días son mas cortos y las noches mas largas y se nos invita a encontrar la luz celebrando Januka, la fiesta de las Luminarias, es entre Tamuz y Av, donde los días son luminosos y largos que se nos invita a revisar nuestras oscuridades.
Quizás la energía de estos meses este mas conectada con quienes estamos en el hemisferio sur, que transitamos Tamuz y Av en pleno invierno. Aunque también ahí radica el reto: encontrar el espacio luminoso dentro de la oscuridad siempre.
Dice Ben Itzjak en su Calendario Kabalistico que los tres primeros meses del año, Nisan, Iyar y Sivan son aquellos conectados con el despertar espiritual, desde arriba hacia abajo, tal como lo revelan los hechos sucedidos durante ese tiempo: la liberación de la esclavitud de Egipto (Nisan), el Maná que caía del cielo y les permitía alimentarse en el desierto (Iyar), y la entrega de la Tora (Sivan).
Los tres meses siguientes, comenzando por Tamuz invitan a la conexión espiritual inversa, de abajo hacia arriba. Son el primer escalón en el que se convoca al Pueblo de Israel a demostrar con acciones concretas que somos merecedores del regalo Divino entregado en los meses anteriores. El Pueblo de Israel se acostumbro a la bonanza creyendo que todo era un regalo. No entendieron que era una recompensa, y que esta siempre es consecuencia de las acciones previas. En la comodidad y la falsa creencia de tener todo asegurado el Pueblo cayo una y otra vez en acciones disvaliosas que trajeron la destrucción y el dolor como consecuencia.
Recordemos que en Sivan dijimos que era el mes de la Entrega de la Tora, y que el desafío era saber recibirla.
Una primer y rápida lectura pareciera decir que no supimos hacerlo.
En el desierto hubo voces que rechazaron la adoración de un ídolo y que clamaban por la paciencia para esperar el regreso de Moshé.
Luego los profetas de cada época dejaron su voz y su vida advirtiendo al Pueblo sobre las acciones disvaliosas que estaban llevando a cabo. El Pueblo no escucho y se produjeron las terribles consecuencias que todos conocemos.
Una segunda lectura, un poco mas profunda y amorosa, nos puede indicar que desde aquel tiempo y hasta el presente, D-s nos ha dado siempre el tiempo para una nueva mirada, para un nuevo aprendizaje y la renovación de este pacto eterno.
Así como año a año, recibimos la Tora resignificándola para hacerla parte de nuestra vida cotidiana, año a año tenemos este tiempo dentro del tiempo, Bein Hameitzarim, entre los límites, para evaluar y reflexionar sobre aquellas acciones que debemos mirar mejor para comprender y rectificar.
De acuerdo al Sefer ha Yetzira Tamuz es el mes consagrado a rectificar la vista y la visión, se nos invita a salir de la zona de comodidad y ver las cosas como realmente son, y no como nos gustaría que fueran, empezando por nosotros mismos.
La ciencia actual a través de la física cuántica y la epigenética demuestra con sus estudios que, así como los traumas ancestrales son heredados de generación en generación, su sanación también es posible.
Entonces quizás el desafío más importante es el de elegir nuestra mirada. Podemos seguir instalados en el dolor y la angustia, expectantes del comienzo de las Tres Semanas, y revivir cada una de las situaciones terribles que la historia nos trae, tanto las pasadas como las actuales. O podemos reparar nuestra visión y ver un espacio de aprendizaje, en el que en primer lugar reconozcamos las situaciones dolorosas o disvaliosas propias como lo que son, y en segundo transitemos un camino amoroso de reparación con conciencia, transformando el miedo y el dolor en esperanza y amor, para así evitar que las historias se repitan.
Jodesh tov.
[1] Mishna Taanit 4:6
[2] Rashi. Comentario a Lamentaciones 1:3:6
[3] Pirkei DeRabbi Eliezer 45:4