Shir Hashirim
(2° Entrega)
Por Galia Fernández
Los versos de Shir haShirim tienen la habilidad de transportarnos en el tiempo. ¿Y de qué tiempo nos habla Shir haShirim? ¿Pasado, presente, futuro? Eso me vengo preguntando de un tiempo a esta parte. Yo me animaría a agregar un tiempo más: un presente continuo.
Pareciera que quiero complicar mi razonamiento. Pero apelando al shashua, al deleite y disfrute que representa el estudio de la Torá, me permito jugar un rato.
Así como en el escrito anterior conecté Shir haShirim con la paloma recién salida de Mitzraim, hoy me gustaría conectarla con Sefer Bereshit; y con un momento específico en el desierto.
Ahora bien, ¿Cuándo hablamos de Matán Torá, la entrega de la Torá, en qué pensamos? ¿En Haseret Hadibrot, los Diez Mandamientos?, y si pensamos en Hazeret Hadibrot, ¿A qué momento específico de Haseret Hadibrot nos referimos?
Vayamos paso a paso. Para ser más claros tenemos que pensar en 3 momentos.
El primero, en Shemot capítulo 19 Moshé por orden de Hashem prepara al pueblo para recibir los Hazeret Hadibrot. En Shemot 19:11 dice
“y que estén prestos para el día tercero, pues en el día tercero descenderá Hashem a ojos de todo el pueblo sobre el Monte Sinai”.
¿Quiénes tenían que estar prestos? el pueblo.
¿Quién descenderá? Hashem. Y no solo eso, descenderá a los ojos de todo el pueblo.
En el capítulo 20 versículo 1 leemos “habló H’ todas estas palabras”
Y ¿Aquí me detengo y observo quién es el que habla? ¡Hashem! No es Moshé el que habla. ¿Y qué dice Hashem?
En el versículo 2 dice: “Anoji…” y a partir de allí comienza a declarar los Haseret Hadibrot. Ibn Ezra comenta que Hashem solo llega a pronunciar la palabra “Anoji” (Yo Soy) y el pueblo no soporta seguir vivenciando esa experiencia donde la voz misma de Hashem trastoca los sentidos.
En Shemot 20:16 leemos “…que no nos hable H’, para que no muramos”
El pueblo pide a Moshé no escuchar la voz de Hashem, y es allí que Moshé va a convertirse en el intermediario
Como vemos hasta aquí no vemos las Tablas de la Ley. Aquí estamos hablando de otro momento. Un momento especial, íntimo. Hashem a la vista de todo el pueblo.
Podemos decir que llegamos al final del primer momento, pero ahora le llamaría la primera oportunidad.
El segundo momento es el tan conocido momento en que Moshé sube al Har Sinai. Allí permanece 40 días y 40 noches y desciende con las Lujot Habrit, las Tablas de la Ley. Y cuando desciende se encuentra con el episodio del becerro de oro. Es en ese momento que Moshé rompe las tablas. Tablas escritas con el dedo de Di-s.
Hasta aquí el segundo momento, y como consecuencia, segunda oportunidad.
El tercer momento, y ya me gustaría llamar directamente tercera oportunidad es cuando Moshé vuelve a subir a Har Sinai y regresa con unas nuevas tablas, ya no escritas por el dedo de Hashem sino escritas por él y dictadas por Di-s
Estas 3 oportunidades que el Dod, el novio de Shir Hashirim presenta, son 3 oportunidades bien diferentes. Esto no quiere decir que una invalide a la otra. Todas son válidas.
Pero esta tercera oportunidad que es la que recibimos de mano de Moshe Rabeinu y que cada año en Yom Kipur volvemos a renovar, necesita subir un escalón más en el nivel de relación entre la Reaia y el Dod, la novia y el novio.
A esta altura puedo decir que la primera oportunidad dada en Shemot 20:1-2 es la mejor oportunidad que nos ofrece Hashem.
“Y habló H´ todas estas palabras, diciendo: Yo soy H´ tu Di-s, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de Servidumbre.”
En Shemot 20 Hashem quiso transportarnos al Gan Eden y volver a vivir como Adam HaRishon, el primer hombre, antes de ser tentado. Sin intermediarios, en una relación íntima con el Creador.
En Shir haShirim capítulo 4:12 nos dice: “Un jardín cerrado es mi hermana, mi esposa. Una fuente cerrada, un manantial cegado”
Su amada es como un jardín cerrado, donde no entran extraños, solo H’ y las almas de Am Israel, un jardín donde solo está el Dod y no pueden entrar otros dioses.
Un manantial cegado, donde los pensamientos son puros. como una doncella que nunca tuvo amores fuera de su amado.
Ese jardín cerrado solo nos conecta con el Gan Eden donde solo había lugar para Adam, Java y Hashem.
Cuando Di-s nos liberó de Mitzraim nos preparó durante 39 días, allí nos purificamos para volver a ser esa doncella a punto de desposarse. Hashem se presenta con su propia voz y Am Israel no soporta, le pide a Moshe: “habla tú con nosotros…empero que no hable H’ con nosotros, no sea que vayamos a morir.” Shemot 20:16.
Y aquí sí, se produce un punto de quiebre entre Hashem y el pueblo. Hasta aquí podría decir que estamos en tiempo pasado.
A partir del episodio del becerro de oro vivimos un presente continuo donde la relación entre la Reaia y el Dod transcurre en diferentes situaciones y permanece en un mientras tanto continuo.
Shir haShirim nos habla de un retorno a ese día donde H’ se presentó y se trastornaron los sentidos.
Y más aún Shir haShirim nos habla de un retorno al Gan Eden y aquí sí podemos inducir que Hashem tiene un plan para con toda la humanidad y quizás ahí sí, podremos decir “H’ Ejad ushmó Ejad”.