Galia Fernández

Ilustración; Ana Elena Gun

 

(Rosh Jodesh Adar)

Aseret Hadibrot en Har Sinai, los Diez Manadmientos en el Sinaí, Mishpatim; y de repente en SHEMOT 25:8 leemos:

“Ve asu li Mishkan veshajanti betojam” “Harán un Santuario para mí y Yo residiré entre ellos”.

A partir de aquí comienza una descripción minuciosa acerca de la construcción del Mishkan, de los elementos y objetos que el mismo debía contener.

La cronología de los hechos es algo que llama la atención. Si bien la Torá muchas veces no hace un relato cronológico de los hechos, los Sabios se preguntan acerca del momento preciso de este episodio en la Torá, es decir en qué momento llega la orden de construir un Mishkan.

Torá-Tabernáculo-Becerro de Oro. Torá -Becerro de Oro-Tabernáculo. Tabernáculo- Torá -Becerro de Oro – Tabernáculo.

En fin, un verdadero trabalenguas de palabras y momentos cruciales en la vida del Pueblo de Israel. Vale la pena pensarlos.

Mas allá que los pasajes relativos a su construcción aparecen antes del relato del Becerro de Oro (Shemot 32); los Midrashim sostienen que la mitzvá de la construcción fue enunciada después que Di-s hubo perdonado a Israel por la construcción del Becerro.

Por otro lado, el Zohar mantiene la cronología que está dada en la Tora. El Zohar sostiene que la idea de la construcción del Mishkan estaba prevista desde los orígenes.

El Midrash tanjuma, pekudei 2:3

  1. Jacob el hijo de Issi preguntó: ¿por qué dice; ¿amo la morada de tu casa, y el lugar donde mora tu gloria? Porque el tabernáculo es igual a la creación del mundo mismo…

Rashi, nos dice que el pecado del Becerro del Oro vino primero. Todo lo referido al Mishkán – el mandamiento divino, la donación y la construcción- ocurrieron después que el pueblo se arrepintió de su pecado. Él mismo dice que si Am Israel no hubiese pecado adorando un becerro no habría habido necesidad para hacer un Mishkán.

Pero observemos el comentario de Najmanides (Rambán); él nos dice que primero vino el mandamiento de construir el Mishkan. Es decir, Harás, harás y harás. Todo lo que Parashat Teruma nos trae. Luego vendrá el pecado del becerro de oro y el arrepentimiento; y luego de esto, la donación del pueblo de los materiales para el Mishkán y su correspondiente construcción.

Este sería el orden mismo que nos relata la Torá.

Ahora bien, tenemos todas las opciones sobre la mesa y cada una de ella me llevan a pensar en el momento más sagrado del año que vivimos los iheudim, y ese es el día de Yom Kipur. Ese día recordamos ese momento maravilloso en que Hashem nos dice

וַיֹּ֣אמֶר ה’ סָלַ֖חְתִּי כִּדְבָרֶֽךָ׃

Y ה’ dijo: “Te perdono, como lo has pedido.

Tenemos Torá, tenemos mitzvot, tenemos errores y tenemos perdón. E inmediatamente de terminar Kipur, sucede algo muy importante, la primera mitzvá que realizamos después del Perdón. Ella es poner la primera estaca para construir nuestra Sucá.

Hoy no tenemos Mishkan, Tabernáculo, no tenemos Beit Hamikdash,Templo,  pero si tenemos esa primera estaca la que nos permite comenzar a construir nuestra pequeña Sucá, nuestro propio Mikdash Meat, ese templo en miniatura, donde una vez más recae sobre nosotros la responsabilidad de construir valores judíos para las próximas generaciones, donde enseñamos y aprendemos y vivimos con orgullo el judaísmo. El desafío esta siempre cada año delante nuestro y lo renovamos en Yom Kipur.

Esa primera estaca en la Suca es nuestra respuesta a: “Harán un Santuario para Mí, y Yo residiré entre ellos”

La Shejiná, la presencia divina no nos abandona, mientras estemos dispuestos a poner la primera estaca, ella siempre estará entre nosotros.

 

 

 

 

 

 

 

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